CARTAGENA (MURCIA), 6 (EUROPA PRESS)
El hombre acusado de asesinar al exnovio de su pareja sentimental en el verano de 2021 en el Campo de Cartagena ha admitido que propinó puñetazos a la víctima y le golpeó con un destornillador, pero ha insistido en que no fue el autor material de su muerte, que en todo momento quiso llevarlo al hospital y que se sintió “manipulado” por ella, también procesada en el mismo caso.
El juicio contra ambos, para los que el Ministerio Fiscal solicita penas de prisión que superan los 69 años por la presunta autoría de los delitos de asesinato con alevosía, detención ilegal y daños mediante incendio, entre otros, ha arrancado este lunes, tras la constitución del jurado en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial.
En el momento de los hechos, los acusados eran pareja sentimental desde hacía unos seis meses, aunque sobre él pesaba una orden de alejamiento por violencia de género hacia ella que quebrantó, ya que ambos vivían juntos.
El hombre, que en el juicio solo ha querido responder a las preguntas de su abogada, ha explicado que en el momento del suceso él se encontraba bajo los efectos de los drogas tras haber consumido cocaína durante “varias horas”, y que, al ver que su novia había desaparecido, decidió desplazarse en bici, movido por “los celos” y “la ira”, hasta la vivienda de la víctima, a sabiendas de que ambos seguían en contacto.
Una vez allí, la hermana del fallecido le informó de que ninguno de los dos se encontraba en el domicilio. Él salió a buscarlos y recibió una llamada de su novia desde el móvil de la víctima para informarle del lugar en el que se encontraban así que decidió trasladarse, también en bici, hasta allí, un terreno rural de la diputación cartagenera de La Puebla.
Una vez en el lugar, el acusado comenzó una pelea con el fallecido, a quien propinó varios puñetazos y le golpeó con un destornillador que le dio la mujer “con la intención de que lo usara”, y que esta guardaba en su bolso desde esa misma tarde, después de que un familiar se lo diera para, según el procesado, forzar la puerta de una vivienda en la que guarecerse, pues no tenían donde vivir.
Según la versión del acusado, tras la primera pelea la víctima tenía “una herida” pero “se encontraba bien, podía hablar y caminar”. Así, los tres se montaron en el vehículo: la procesada en el asiento del piloto, la víctima en el del copiloto y el agresor atrás.
Ante la negativa de ella de trasladar al herido al hospital, el acusado colocó en la cabeza de la víctima una camiseta con la intención de ayudarle para cortar el flujo de sangre y puso el GPS para orientar a la conductora hasta un centro sanitario. Pero ésta “no quería ir al hospital” y emprendió viaje en dirección Pozo Estrecho.
Volvió a aparcar el vehículo en un terreno agrícola, donde, de nuevo, el procesado y el fallecido iniciaron una pelea. “El motivo era ella”, ha comentado el reo, que ha dicho que allí recibió un golpe en la nuez por parte de la víctima. Posteriormente, ésta salió caminando y la acusada, siempre según el procesado, la arrolló con el coche.
Después ambos la colocaron en la parte de atrás del vehículo, que estacionaron en un terreno labrado. El acusado ha explicado que en ese momento él volvió al primer escenario para recoger sus pertenencias, y que, al regresar, transcurridos unos 15 o 20 minutos, encontró el vehículo en llamas.
“El coche estaba ardiendo y yo estaba en un estado de shock. Nunca tuve intención, lo siento mucho, jamás quería acabar con su vida”, ha indicado. Preguntado sobre los motivos por los que cambió su primera declaración, ha dicho que en un principio “quería tapar y proteger” a su novia y fue en la cárcel, donde ingresó dos días mas tarde, cuando “me doy cuenta de que me ha utilizado para acabar con la vida” de la víctima. “A partir de todo eso digo la verdad, la pura realidad”, ha apostillado.
La defensa del acusado ha solicitado la libre absolución de su cliente alegando que no participó en el crimen, que durante los hechos se encontraba bajo los efectos de las drogas y que padece un retraso mental, un argumento que la Fiscalía, en su escrito, rechaza, al considerar que no le exime de ser imputable en este caso.
Por su parte, el abogado de la mujer ha alegado que su clienta era víctima de violencia de género, que se encontraba en una situación de “miedo insuperable”, no tenía donde vivir y hacía poco más de dos meses que había cumplido la mayoría de edad.
El letrado de la mujer ha explicado que quedó “probado” que el reo, 82 días antes del día de autos, “profirió de manera continuada amenazas” tanto a su novia como a la expareja de ésta. “Me dan ganas de matarte por no estar conmigo, voy a ponerte una bomba en el coche”, fueron algunas de las amenazas que sufrió la mujer, según su abogado.
Ha añadido que el procesado se sintió “celoso” por la relación de “amor-amistad” entre la mujer y la víctima, y que incluso ésta la acompañó a interponer una denuncia por las amenazas. Respecto a la relación de los hechos, el letrado ha manifestado que fue en todo momento intención de su clienta llevar al hospital a ambos, pero no fue posible porque “el miedo, el desconocimiento del camino y la ansiedad” le hicieron desviar el vehículo.
El relato del abogado de la acusada apunta a que la mujer “presa del pánico”, pidió a los dos que pararan de pelearse, y que fue el acusado quien cogió el volante desde el asiento del copiloto para arrollar al hombre malherido.
El juicio continúa esta tarde,a las 16.30 horas, con la declaración de la acusada.
- Te recomendamos -